El secreto del eterno retorno consiste en que no expresa de ninguna manera un orden que se oponga al caos y que lo someta. Por el contrario, no es otra cosa que el caos, la potencia de afirmar el caos.
Gilles Deleuze
El purismo sólo queda bien para el espíritu del coleccionista. Una cierta compulsión por conservar, por acaparar el sentido bajo un significante definitivo. Perentorio. Monolítico e indesplazable.
Y sabemos de sobra que la naturaleza del sentido es su movilidad…
¿O conservamos aún lo que entendíamos por la vida cuando teníamos -digamos- 14 años?
Si el arte cesa de hacerse inquietud (búsqueda-cuestión) tendríamos entonces qué hacer duelo por la creatividad, el asombro y la imaginación.
La obra de arte es tal en cuanto signo-símbolo de un lenguaje que ignoramos y aún así nos interroga. Como una astilla en los ojos, nos devuelve la mirada con una pregunta.
Los artistas del GIF, o mejor, el GIF como obra de arte (no como producto de entretenimiento masivo) acoge la novedad tecnológica como una herramienta de trabajo, una plataforma sobre la cual se expande la inquietud constante -la obsesión inevitable- por el asombro como búsqueda de sentido.
Te presentamos entonces una selección de artistas GIF para que sigamos diciendo #creemosenelasombro
DENNIS RICHTER
Diseñador, ilustrador y artista digital de origen alemán. En algunos de sus proyectos GIF destaca la ironía como una especie de protesta sutil contra el poder y la manipulación.
Carl Burton es, hasta cierto punto, un viejo conocido en Bifrontal. Ya hemos tenido la ocasión de presentar uno de sus cortos («Shelter«) y nos parece que lo que hace maravilloso a su trabajo es precisamente la tranquila delicadeza con la que logra desbordar nuestra imaginación.
Nicolas Monterrat es un artista, ilustrador y diseñador francés que logra darle una «nueva vida» a imágenes vintage gracias a su agudo sentido de la imaginación. Piezas visuales para tocar las fibras de la nostalgia y el buen humor.
Kidmograph (cuyo verdadero nombre es Gustavo Torres) es un animador digital autodidacta y artista GIF de origen argentino, quien apuesta por una imaginación que se desborda a sí misma. Piezas visuales que median entre diversos futuros distópicos y fascinantes y -en algunas ocasiones- una asombrosa inquietud por el papel de la identidad.
Aryel Huckaby (Nadrient). Artista GIF, diseñador, ilustrador y animador digital que parece explorar a través de sus piezas gráficas una inquietante fascinación por las posibilidades de cuerpos no-humanos. Espacios y tiempos distópicos donde los límites entre hombre-cuerpos y máquinas parecen diluirse tranquilamente.
Bill Domonkos, además de su faceta como artista GIF, es un cineasta. Sus producciones llevan la nostalgia de la imagen-movimiento hasta la frontera de lo posible. Allá donde el sueño y el símbolo se transforman en lo único real.
NOTA: “Bifrontal Editores” no es dueña de las imágenes aquí mostradas. Éstas sólo se usan con fines informativos para nuestra revista digital (revistabifrontal.com). Los créditos respectivos son debidamente anotados con el nombre del autor o autores, propietarios de todos los derechos.
De Argia, desde aquí arriba, no se ve nada; hay quien dice: Está allá abajo— y no queda sino creerlo; los lugares están desiertos. De noche, apoyando la oreja en el suelo, a veces se oye una puerta que golpea.
«Las ciudades y los muertos. 4» – Italo Calvino
Lo triste de la vida no es imaginar (habitar un mundo propio a través del arte, la música o la literatura).
Imaginar es sólo medianamente triste. Nostálgico a su manera.
La vida del soñador es el relato de un ser dividido. Y los divididos cargan con el peso de su carencia: la imposibilidad de su plenitud.
Pero no es triste imaginar. Ni andar dividido por el mundo.
El que acostumbra sus ojos a lo real se hace tan leve, tan insoportablemente plano, que sólo le aguarda la muerte…
Quien sueña -quien imagina- sabe hacerse inmortal a su manera.
Disfruta las poderosas imágenes de Jie Ma, artífice de mundos que sólo los divididos (los escindidos por su propia imaginación) podrían habitar.
Acompaña tu viaje con algunos fragmentos -muy apropiados para la ocasión- de «Las ciudades invisibles», de Italo Calvino.
Si al tocar tierra en Trude no hubiese leído el nombre de la ciudad escrito en grandes letras, hubiera creído llegar al mismo aeropuerto del que partiera. Los suburbios que tuve que atravesar no eran distintos de aquellos otros, con las mismas casas amarillentas y verdosas. Siguiendo las mismas flechas se contorneaban los mismos canteros de las mismas plazas. Las calles del centro exponían mercancías, embalajes y enseñas que no cambiaban en nada.
Era la primera vez que iba a Trude, pero conocía ya el hotel donde acerté a alojarme; ya había oído y dicho mis diálogos con compradores y vendedores de chatarra; otras jornadas iguales a aquélla habían terminado mirando a través de los mismos vasos los mismos ombligos ondulantes.
¿Por qué venir a Trude? me preguntaba. Y ya quería irme.
Puedes remontar el vuelo cuando quieras— me dijeron—, pero llegarás a otra Trude, igual punto por punto; el mundo está cubierto por una única Trude que no empieza ni termina, sólo cambia el nombre del aeropuerto.
El que llega a Tecla poco ve de la ciudad, detrás de las cercas de tablas, los abrigos de arpillera, los andamios, las armazones metálicas, los puentes de madera colgados de cables o sostenidos por caballetes, las escalas de cuerda, los esqueletos de alambre.
A la pregunta: —¿por qué la construcción de Tecla se hace tan larga?— los habitantes, sin dejar de levantar cubos, de bajar plomadas, de mover de arriba y abajo largos pinceles: —Para que no empiece la destrucción —responden.
E interrogados sobre si temen que apenas quitados los andamios la ciudad empiece a resquebrajarse y hacerse pedazos, añaden con prisa, en voz baja: —No sólo la ciudad.
Si, insatisfecho con la respuesta, alguno apoya el ojo en la rendija de una empalizada, ve grúas que suben otras grúas, armazones que cubren otras armazones, vigas que apuntalan otras vigas.
¿Qué sentido tiene este construir?—pregunta—. ¿Cuál es el fin de una ciudad en construcción sino una ciudad? ¿Dónde está el plano que siguen, el proyecto?
Te lo mostraremos apenas termine la jornada; ahora no podemos interrumpir —responden.
El trabajo cesa al atardecer. Cae la noche sobre la obra en construcción. Es una noche estrellada.
Puedes seguir el magnífico trabajo de Jie Ma en su sitio web y sus redes sociales: Behance, Facebook.
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«Oddities» Comenzó como un espacio televisivo que MTV (1995) «ofrecía» a animadores e ilustradores independientes. Una joya visual que llegó a tomar gran fuerza por sí misma y a darle impulso a títulos de culto, como «The Maxx», «Aeon Flux» y «The Head»
-Sólo en sueños se puede ser así de obsesivo. Tenaz y aterradoramente obsesivo-
Había perdido algo. Eso estaba claro. Pero no podía recordar.
Se quemó los dedos al tratar de sacarse el cigarrillo de los labios para botar el humo.
Dejaba el café listo -desde la noche anterior, guardado en un termo- para no perder tiempo precioso durante las mañanas.
Serían, como mucho, 2 minutos más de sueño.
Pero era tiempo precioso…
¿Qué carajos estaba buscando?
No lo animó el café. Ni el cigarrillo. Ni la ducha.
«MTV Oddities» – Intro del show
Meditó seriamente la conversación que tendría lugar cuando llamara a la oficina a decir que no podía asistir mientras se ponía la camisa.
Estaba muy enfermo. Un virus cualquiera. O mejor, había caído rodando por las escaleras…
¿Por qué lo obsesionaba tanto una pregunta que ya lo había obsesionado durante un sueño?
Saludó cortésmente a sus compañeros de trabajo.
X cumple años en dos días. ¿No vamos a hacer nada?
¿Viste las noticias anoche?
Adelantaron la reunión, tenemos que entregar los planeadores mañana.
La escena anteriormente descrita es tan genérica, que podría aplicarse sin temor a cualquier ciudadano o ciudadana de la común y corrientemente trajinada realidad.
Compartimos un mundo que no nos interesa.
Nos esforzamos -diariamente- en una realidad plana y difusa. Repetitiva.
Ocasionalmente nos visita la alegría.
Frecuentemente se pega de nosotros la desgracia.
– Yo quería vivir en una granja.
– Ella quería viajar a la luna.
– X soñaba con ser Beethoven.
– El de más allá quería domar leones.
– Uno de ellos, incluso, llegó a pensar que «Deja-vuh» era un superpoder…
Y así sucesivamente.
«The Maxx» – Primer episodio
Se nos presenta, a grandes rasgos, los personajes y temas fundamentales de la serie. (Temas que, dicho sea de paso, a esa edad y con un conocimiento prácticamente nulo del inglés, simplemente no comprendimos)
Sin embargo, lo que nos abismó hasta el asombro resultó precisamente la definitiva distorsión de «lo real».
La inquietud de los sueños la fuimos perdiendo, imperceptiblemente.
Al asombro de los primeros años le fue ganando la simple voluntad de adaptarse. De jugar a ser como «ellos». Posar una «normalidad» que no nos correspondía.
Perdimos la pregunta en un sueño. Y desde entonces no la hemos vuelto a buscar.
Sólo era un sueño…-
¡Claro!
Pero preferimos adaptarnos. Sobrevivir esta pesadilla obligatoria. Olvidar un sueño hermoso…
Nos dieron un nombre. Una escuela. Una religión. Unos amigos…
Nos entregaron una vida planeada de antemano. Nosotros sólo fuimos cumpliendo…
¿Qué nos hace pensar que dentro de unos años no vamos a repetirnos la misma pregunta que ya nos hemos hecho, por ejemplo, al mirar hacia el pasado y decir «¡Yo era eso!»?
¿Y ahora? ¿Somos esto?
La universidad, una casita después del matrimonio. Vacaciones 15 días cada año. Visitar a la familia los domingos. Ir al médico, y a la oficina, y al partido de los niños… El supermercado, la bolsa de valores y las filas en los bancos. Una foto en Instagram. Un «me gusta» en Facebook…
«Aeon Flux» se presentó por primera vez en MTV en 1991 como un episodio piloto de animación experimental de doce minutos. Más tarde, en 1995, fue emitido como una serie autónoma dentro del show «Liquid Television».
No queríamos ser como los que teníamos enfrente… Queríamos la vida de los que vivían en nuestros libros. Los que imaginábamos. Los que a veces veíamos y no entendíamos, pero intuíamos -sospechando- que tenían la respuesta a lo que buscábamos…
Queríamos un mundo propio. Soñar nuestra rebeldía. Vivir las letras de nuestras canciones favoritas. Vivir la vida de alguno de esos personajes de las películas que nos gustaban…
No somos nada. Pero lo vamos siendo a pesar de todo…
Hoy vemos con nostalgia esta pequeña parte de nuestro pasado.
«Oddities» – Un hermoso recuerdo de locura adolescente.
Perdimos la pregunta en un sueño. La recordamos a veces.
Desde el inicio plantea una tensión «moralmente» ambigua, eso teniendo en cuenta que era vista por un montón de adolescentes fácilmente impresionables en una época en la cual «Internet» y los «Smartphones» apenas si se trataban de una fantasía distante
Fue en el pasado donde encontramos el asombro. Ese mar de dudas. Esa voluntad de buscar. Esa irreprimible necesidad de encontrar lo que siempre quisimos ser…
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Entonces, ¿viajaste muy lejos o muy pronto? ¿Qué tal si te dijera: «ninguna de las dos»?
«Submachine 9 – The Temple»
Dirás que ya estamos muy viejos para esto.
Te diré entonces que nunca se está demasiado viejo para estar solo…
¿Alguna vez has salido a caminar -sin rumbo- antes de la salida del sol?
Créeme, la soledad no es una elección ni un modo de ser o estar. Es una condición ineludible…
Seguramente has intentado alguna vez poner en palabras todo lo que sientes. Lo que llevas por dentro. Eso que los entusiastas del «self-imporvement» llaman «Tu-verdadero-yo»…
Tanto que, seguramente, a estas alturas de la vida ya habrás buscado a otros para distraerla un poco… Seguramente algún día creíste amar, pero sólo eras tú poniéndole encima una mascarita al miedo…
No hay nada más triste que estar solo y no tener a la mano un libro siquiera. O música. O un buen juego.
Aquí te dejo unos cuantos… Y créeme (he pasado muchas horas explorando la vasta inmensidad de la red) estos son, simple y llanamente, los más increíble que verás (por lo menos en cuanto a «Point n´ Click online games» se refiere).
P.D. Si conoces otros, no dudes en pasar el dato 😉
No me sorprendió que la gente empezara a darme la espalda. Me consideraban un monstruo y un enfermo mental…
Comienzas en un sótano… ¿Cómo llegaste? ¿Cómo saldrás de ahí?
Te resta sortear el laberinto. Un dédalo que se extiende «prodigiosamente» entre habitaciones casi idénticas. Subiendo. Bajando. Luchando por observar hasta el más mínimo objeto.
Porque tal vez podría sacarte de ahí…
Gran detalle: La ambientación magistralmente lograda gracias a la música y los efectos de sonido (una constante, sin duda, en toda la serie)
Hoy ha ocurrido una cosa muy extraña. Cuando me desperté, había un gato negro dentro del faro.
¿Lograste acceder al elevador?
¡Felicitaciones! La «fiesta» continúa justo donde creíste que había terminado…
«The lighthouse» lleva la complejidad a un extremo casi absurdo… Te hará falta mucha imaginación. Y buena memoria. Tenacidad y -sobre todo- salirte de tus propios «esquemas» mentales.
«Deberías llegar al laboratorio. O algún lugar cerca…»
Uno de los más apasionantes -y más extensos- de toda la serie. Horas enteras de «quebrarse la cabeza» resolviendo el inmenso acertijo que el juego plantea, aunque la «maraña» comienza a tener un poco más de sentido. Sólo un poco…
«Puedes comenzar a trabajar en el Laboratorio a partir de mañana. Espera instrucciones…»
¿Héroe? ¡Muy bien! Parece que ya haces parte del «laboratorio».
¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para encontrar la verdad? ¡Esta es tu oportunidad! ¡Tienes acceso a la «raíz» de la Sub-red! Sólo tienes que indagar qué tan profundo es el abismo…
Gran detalle: Gracias a este juego supe de la existencia de «99 rooms».
– He encontrado mi sepultura hoy. Una tumba propiamente dicha, de hecho.
– Bueno, supongo que estaba destinado a suceder más tarde o más temprano.
– También he encontrado tu tumba, justo al lado de la mía.
– Oh, qué bonito de su parte.
Fue triste -de algún modo- darse de frente contra lo real y encontrarse con que -a pesar de que esperé ansiosamente por verlo- Submachine había llegado a su final.
Por extraño que pueda sonar, este «juego» llegó a ser una parte importante de mi vida.
Fue un aprendizaje -más que un entretenimiento-. Un ejercicio de soledad y también de encuentros inesperados. Una oportunidad -como ninguna otra- de habitar un mundo ajeno a la ridiculez de la rutina…
No me decepcionó -de ninguna manera- el final de esta serie.
Me quedó, por el contrario, la orfandad de un «amigo» que se va. La horrible certeza de que no voy a volver a encontrar nada remotamente similar…
Ya por último -como en todo juego que valga realmente la pena- Submachine trae también algunos «easter eggs» -no lo son en el sentido estricto del término, pero da igual- adicionales a toda la historia.
Cada uno es tremendamente disfrutable por sí solo, pero también contienen información relevante dentro del contexto mismo de la serie.
Todo lo que veo es arena, 32 cámaras llenas de arena si no recuerdo mal.
«Submachine – 32 Chambers» se desarrolla como una «ampliación» de una de las notas (el fragmento que aparece justo arriba) dejadas por uno de los equipos de exploración en el área de las tumbas en «Submachine – The Lab».
De acuerdo con lo dicho por el propio Mateusz Skutnik, «el jugador ha modificado la fecha del apocalipsis predicho para el 2012 al año 7137».
Un acertijo visualmente hermoso, lleno de referencias a las culturas mesoamericanas, sus dioses y sus ritos.
Estas fueron las palabras del creador de Submachine al referirse a «Submachine – Network Exploration Experience» (SNEE).
No existen «verdaderos acertijos» -aunque eso es absolutamente discutible-. Se trata más bien de encontrar «ubicaciones», al interior de la subred, por medio de las referencias típicas del juego. Y eso es en sí mismo un reto tremendamente complejo.
Como su mismo nombre lo dice, se trata sobre todo de una «experiencia de exploración» que no cesa de modificarse y «evolucionar» en sí misma.
Gran detalle: Alguna vez -hace ya varios años- @Ansatori le envió a Mateusz Skutnik (vía Twitter) una fotografía que tomamos juntos y que, de una u otra forma, nos recordó a Submachine. Mateusz, en un gesto que nos tomó por sorpresa, decidió incluir la fotografía dentro de «SNEE», dedicándole -incluso- una habitación.
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Ve al borde del precipicio y salta. Constrúyete las alas mientras caes
Ray Bradbury
El 29 de julio de 2025 recibiremos un correo certificado que fue escrito en Londres, más o menos, el 5 de septiembre del año 1961…
Es una carta nómada.
Tan nómada como las seis personas que la escribieron.
Uno de ellos llevaba puesta una habitación portátil. Otro, vagaba tranquilamente, saltando de uno a otro entre los niveles interconectados por grúas y avenidas elevadas de una ciudad móvil.
La rebelión nómada ocurrió tal vez durante el otoño. Frágil como los sueños. Radicales del entusiasmo. Editores sin maquinaria litográfica.
Sucedió como ocurren los juegos de los niños que sueñan, y construyen un mundo mientras sueñan. Y sueñan que juegan. Y les tiene sin cuidado la ridícula frontera (débil pero «muy seria») entre lo que sucede y lo que se imagina.
Soñaron una ciudad móvil, acorde a sus necesidades de nómadas sin tierra y sin hogar. Sin paredes (sin límites). O límites móviles que, a la hora de la verdad, si se mueven no son precisamente «límites»…
ciudades instantáneas que desafiaban la paradoja de la levedad soñando estructuras “fundamentadas” en globos aerostáticos.
Soñaron con la metamorfosis ambulante; estructuras habitacionales inspiradas (en parte) por insectos. Constructos que buscaban sus propias fuentes de energía y podían «enchufarse» entre sí.
O ciudades instantáneas que desafiaban la paradoja de la levedad soñando estructuras «fundamentadas» en globos aerostáticos.
Así como ellos, nosotros soñamos también un «legado». Una rebelión del papel ilustrado… -Sus estructuras nunca llegaron a ser construidas-
Nosotros (#Bifrontal) buscamos entonces un tesoro que ha estado perdido -ante nuestros ojos- y te hablamos como en sueños, para que emprendas tú también tu propio viaje y una noche, un día cualquiera, vuelvas a narrarnos lo que tus ojos vieron…
Este es nuestro relato.
Te lo contamos «a medias»… Tal vez te animas y sales tú también a buscar lo que nunca has visto pero siempre soñaste, como Archigram…
#creemosenelasombro
¡Comparte el asombro!
¿Y si te animas? Sólo tienes que seguir el «camino de baldosas amarillas»: 1, 2, 3, 4
NOTA: “Bifrontal Editores” no es dueña de las imágenes aquí mostradas. Éstas sólo se usan con fines informativos para nuestra revista digital (revistabifrontal.com). Los créditos respectivos son debidamente anotados con el nombre del autor o autores, propietarios de todos los derechos.
Pienso que en un sentido u otro, todos los seres humanos estamos interesados en trascender la naturaleza humana. El camino puede ser la religión, el arte o simplemente el miedo a la muerte. La única manera de vencer esto es aceptar la posibilidad de que podemos transformarnos en otra cosa. El problema es saber cuánto queda de uno mismo en la transformación. Por eso me interesan tanto los insectos, porque casi todos padecen transformaciones, metamorfosis. Uno se puede preguntar si una mariposa se acuerda de cuando era gusano. ¿Es el mismo individuo o es algo completamente distinto? No lo sé.
David Cronnenberg
La cuestión es la transformación. Materia que se desplaza de un modo a otro, dejando de ser lo que era, sin ser todavía lo que habrá de ser.
Ese punto intermedio donde la voracidad de los acontecimientos sacude la fragilidad del sentido hasta que termina por perderse; para ser otra cosa… Para sernos otro… Para devenirnos otro/otra/otros/multitud/legión/objeto/perro que ladra/mordisco… Y así sucesivamente…
Lo que nos hace vulnerables en esos preciosos momentos en los que ejercemos el deseo, o mejor, en los que somos ejercidos por el deseo, es precisamente el abandono de toda noción o dirección. De toda sensación de seguridad y quietud.
No se es el mismo mientras se produce/se padece/se somete/sucede un orgasmo -por ejemplo-…
Ya hemos insistido varias veces en que no es lícito hacerle decir a una obra lo que ésta nunca dijo o no tuvo intención de decir. Y queda claro también que lo que nos mueve es precisamente la inquietud. Inquietud porque encontramos resonancias. Porque lo que aquí vemos responde, tal vez, a preguntas que vienen con nosotros desde otros tiempos y otras territorialidades.
Lo que hay aquí nos remite una pregunta que ya nos precedía…
Y es entonces que encontramos algo que nos parece remotamente familiar…
«Cochlea & Eustachia», del ilustrador Hans Rickheit, nos recordó la inquietud «interpuesta» por la «Alicia» de Lewis Carroll.
Independientemente de las consideraciones/críticas morales que se puedan presentar por la «supuesta/confirmada» pedofilia del autor (porque esa no es la cuestión que nos interesa), y al margen también de cualquier consideración de tipo «pornográfico» frente a la novela, hay sin embargo sustratos que la recorren.
En Alicia todo empequeñece o crece al margen de sus personajes, y a la par de ellos, o contra ellos…
Cada vez que el deseo es traicionado, maldecido, arrancado de su campo de inmanencia, ahí hay un sacerdote
Gilles Deleuze – Félix Guattari
O es también Alicia la que padece transformaciones tan frenéticas que en muchos momentos ya ni siquiera es Alicia. O por lo menos lo que queda de ella no sabría decirlo…
No se trata tampoco de afirmar de manera grotesca (y hasta grosera) que «Cochlea & Eustachia» no es más que una versión Porno/Siniestra de «Alicia en el país de las maravillas».
Nos interesa la manera en la que sucede la transformación. Lo que la recorre. Lo que la alimenta. Nos interesa lo que Hans Rickheit ha logrado, o mejor, la cuestión que Hans Rickheit ha dejado en el aire al ponernos frente a sus miedos/obsesiones oníricas.
Como dijimos en un principio, la cuestión es la transformación… La metamorfosis.
Y en eso se parecen también el horror, el asombro, la inquietud y el morbo que nos puede producir observar esta obra; estas ilustraciones.
Para liberar el “Cuerpo sin órganos” hace falta mucha prudencia: abrir el cuerpo a conexiones que suponen todo un agenciamiento
Gilles Deleuze – Félix Guattari
Lo que ocultamos de la normalidad. Lo que no dejamos ver por temor a ser identificados/categorizados bajo el rótulo de una «naturaleza pervertida» o desviada.
Pero es en sueños también donde se caen todas las máscaras…
Resulta interesante recordar lo que alguna vez escuchamos: «El mecanismo por el cual funciona lo inconsciente, como en los sueños, es aditivo…» Todo sucede como una suma desquiciada de objetos/deseos/lugares donde, frenéticamente, un sitio cualquiera es A y B y Z al mismo tiempo.
Y también las personas. Los acontecimientos.
«Cochlea & Eustachia» recorren -como Alicia- un mundo subterráneo. Los objetos/animales les recuerdan constantemente que todo es provisional y transitorio. Que todo lo que allí ocurre sucede hacia la mitad. No es esto, pero tampoco es lo de más allá, sino hacia la mitad.
Intensidades más que sujetos-objetivados y claramente discernibles. Estratificados dentro de la funcionalidad operativa de una sexualidad «normal».
No hay caballos que no sean también falos sin cabeza llenos de cavidades, mucosas y artefactos interconectados. No hay gatos que no sean también teléfonos anales o interruptores de un mecanismo del cual ignoramos completamente su función. Pero no por esto dejan de tenerla, aunque resulte inverosímil.
Alcia «sucumbe» a la profundidad y cae por el agujero del conejo. «Cochlea & Eustachia» habitan de antemano la profundidad y conviven -como cosa cotidiana- en la pura indeterminación. En un devenir «demente» que no cesa de escapar a cualquier objetivación.
La profundidad que habitan no atiende a ninguna direccionalidad. No es vertical ni horizontal, sino las dos al mismo tiempo y en adición a cualquier otro «sentido» o dirección que suceda o se presente. Es el puro deseo sin estratificación, ni plan, ni modelo moral.
No es precisamente el fantasma del deseo en cuanto «castración», sino el puro deseo en cuanto intensidad y potencia de todos los encuentros…
Sin embargo, ahí era donde se ocultaba el deseo, el Oeste era el camino más corto del Este, y de las otras direcciones redescubiertas o desterritorializadas.
Sin embargo, ahí era donde se ocultaba el deseo, el Oeste era el camino más corto del Este, y de las otras direcciones redescubiertas o desterritorializadas.
Gilles Deleuze – Félix Guattari
«Cochlea & Eustachia» no remiten a un juego de «lógicas del sinsentido», como tal vez ocurre en Alicia. Todo lo contrario, «acontecen» a expensas de cualquier diagramación de un sentido posible (de una direccionalidad tipo: Esto es A y, por lo tanto, no es B).
Este par de niñas suceden como en sueños: Expuestas a todos los encuentros, potencias de todas las pasiones, sujetas a la indigestión y al «desenfreno». Ellas u otras. Penetradas y penetrantes: se degluten a sí mismas y entre sí, pero ignoran exactamente el orden del proceso. Es decir, ignoran si tragan, o son tragadas. E incluso, ignoran si tragan o defecan, o el proceso contrario…
Pero resulta que es al mismo tiempo que las dos cosas suceden… Un devenir «en la simultaneidad, cuya propiedad es esquivar el presente».
«Cochlea & Eustachia» suceden (nos hacen rememorar una inquietud que nos precede) frente a la cuestión del «Cuerpo sin órganos» en el tratamiento conceptual que hacen Deleuze y Guattari frente al asunto.
Y nos parece entonces que esta serie ilustrada nos da una buena idea de lo que el concepto «Cuerpo sin órganos» implica en toda su intensidad: El puro deseo en cuanto síntesis de una potencia y un agenciamiento. Una ética en el límite, donde se desea y -activamente- se decide desear: «campo de inmanencia del deseo. Plan de consistencia propio del deseo (justo donde el deseo se define como proceso de producción, sin referencia a ninguna instancia externa, carencia que vendría a socavarlo, placer que vendría a colmarlo).
El puro deseo enfrentado al límite de su propia «mayoría de edad» kantiana… Sin lugar a agenciamientos de tipo externo/normativo/sintomático/coercitivo.
No el deseo como el lugar del «fantasma» o el síntoma, sino como campo de producción de un sentido desterritorializado/nómada/desvinculado. Es decir, que se produce a sí mismo sólo en la medida en que acontece.
No hay nada tan difícil como hacerse cargo de sí mismo y de su propio deseo ¿cierto?
Aquí un enlace donde puedes leer más acerca de la noción del «Cuerpo sin Órganos»
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