Si un concepto es mejor que uno anterior es porque permite escuchar variaciones nuevas y resonancias desconocidas, porque efectúa reparticiones insólitas, porque propone sentidos alternativos en relación con problemas siempre variables.
Gilles Deleuze
Se parecen; las revoluciones y los cambios generacionales. Tienen cosas en común.
En ambos casos se trata sobre todo de «matar al padre» (figurativamente en uno, y violentamente real en el otro).
Hay que fundarse, hacerse a una identidad sobre los restos aún tibios de los predecesores. Sobre el viejo nombre de lo que fuera «La ley», toda revolución -toda generación- opone su propia reinterpretación del mundo.
Lo que se conoce hoy bajo el rótulo de «arte contemporáneo» tendrá que ser también un día sometido al inalienable juicio de la historia.
Lo que se conoce hoy bajo el rótulo de «arte contemporáneo» tendrá que ser también un día sometido al inalienable juicio de la historia.
Más tarde se hace institución… Y desde los fondos mismos de lo que toda gran reforma reprime, desde esos sumideros de los olvidados se levanta entonces una nueva revolución -una nueva generación- dispuesta a reanudar el inquebrantable circo de la historia.
Es el eterno retorno de lo mismo. El eterno retorno de la diferencia. Pero es lo que vuelve. Lo que busca «ser» por fuera del canon y también lo que termina siendo ley un día. La misma ley que tendrá que ser revocada y ajusticiada bajo el entusiasmo juvenil de las nuevas generaciones. Aquellos que algún día harán parte también de lo obsoleto, lo arcaico. Las viejas glorias…
Lo que se conoce hoy bajo el rótulo de «arte contemporáneo» tendrá que ser también un día sometido al inalienable juicio de la historia. El paso del tiempo es implacable para todo y para todos.
Algún día la «muerte de lo figurativo» y el temible entusiasmo que genera hoy la «democratización» del arte nos pasarán factura, y sabremos entonces qué tan sólido era el «¡Todo vale!» como justificación de cualquier producción a la que medianamente pudiéramos llamar artística.
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Hay producciones contemporáneas que, como decía Kafka al respecto de ciertos libros, son “como una desgracia dolorosa”, “como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos”.
Hay producciones contemporáneas que, como decía Kafka al respecto de ciertos libros, son “como una desgracia dolorosa”, “como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos”.
Sin caer en la banalidad de las generalizaciones, nos hace falta también buscar, interrogarnos y comprender que muchas producciones son realmente valiosas. Que hay algo en ellas que nos interroga. Producciones (cuadros, fotografías, grafittis o instalaciones) que, en sí mismas, parecen más una herida abierta. Un agujero negro dispuesto a quitarnos cualquier base sobre la cual creíamos fundamentar sólidamente todas nuestras nociones y prejuicios…
Hay producciones contemporáneas que, como decía Kafka al respecto de ciertos libros, son «como una desgracia dolorosa», «como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos».
Pero en eso precisamente tiene que radicar nuestra astucia. Es necesario afilar los ojos, el tacto y los sentidos ante la corriente del arte y ajustar criterios sólidos para diferenciar lo valioso -lo que nos conmueve- de lo banal. Del «arte» como producto de consumo masivo -como entretenimiento- frente a algunas producciones que no vienen a ofrecer respuestas sino inquietudes hondas…
Espero no equivocarme pero supongo que «La fuente» de Duchamp detonó una revolución en la historia del arte que ahora, más allá de haber sido por muchos años el fundamento primordial del arte contemporáneo, ha devenido cliché.
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Porque también es cierto que toda resistencia -toda revolución- sobrevive hasta que se hace víctima de su propia leyenda.
Porque también es cierto que toda resistencia -toda revolución- sobrevive hasta que se hace víctima de su propia leyenda.
Y no precisamente porque la obra en sí misma carezca de relevancia o valor. Sino -paradójicamente- porque su relevancia y su valor se han exagerado, repetido y reinterpretado hasta el extremo de despojarla de cualquier autoridad para fundamentar en ella una noción medianamente seria de lo que «debe ser» el arte.
Fue la revolución del «concepto» lo que terminó por devorar el status de «lo figurativo» en el arte.
Nos basta la historia reciente para confirmar que el símbolo de una generación -de una rebelión- devino institución… Que batallando contra todas las maquinarias del arte (museos, curadores, coleccionistas y demás) acabó cayendo bajo el mismo peso de su mitología.
Lo conceptual en el arte se hizo leyenda y acabó por naufragar en las aguas del cliché…
Aún antes de pintar han pasado muchas cosas. Es por eso que pintar implica una especie de catástrofe sobre la tela para deshacerse de todo lo que precede (…) ¿Cómo llamar a esas cosas de las que el pintor tiene que desembarazarse? (…) Los pintores le han dado a menudo un nombre, casi técnico, en su propio vocabulario: los clichés. Se diría que los clichés están ya sobre la tela aún antes de que se la haya comenzado (…) que todas las abominaciones de lo que es malo en la pintura están ya ahí
DELEUZE Gilles, “Pintura, el concepto de diagrama”
Aún antes de pintar han pasado muchas cosas. Es por eso que pintar implica una especie de catástrofe sobre la tela para deshacerse de todo lo que precede (…) ¿Cómo llamar a esas cosas de las que el pintor tiene que desembarazarse? (…) Los pintores le han dado a menudo un nombre, casi técnico, en su propio vocabulario: los clichés. Se diría que los clichés están ya sobre la tela aún antes de que se la haya comenzado (…) que todas las abominaciones de lo que es malo en la pintura están ya ahí
DELEUZE Gilles, “Pintura, el concepto de diagrama”
Wieslaw Walkuski viene a regalarnos una obra impresionante en la que, de alguna manera, se puede afirmar que hizo catástrofe sobre sus posters al suprimir la simulación de una revolución -la revolución de lo conceptual- que se inmovilizó a sí misma al convertirse en canon. Una forma de producir arte que ya no puede dar cuenta de lo que esta contemporaneidad de la era digital está afrontando.
Y se le puede llamar catástrofe precisamente por el doble ejercicio que implica suprimir una manera de trabajar el arte, que se arriesga a proponer lo figurativo por encima del «concepto», pero que, aún a pesar de esto, logra dejarnos la incógnita. Logra plantearnos la pregunta por lo elemental. Por el drama humano que -no importa a qué generación pertenezca- se repite innumerablemente.
La obra de Walkuski resulta significativa porque no depende de ideales prestados -y por eso mismo inoficiosos- sino que, aún plegándose sobre lo clásico (lo figurativo) logra dejar una marca -una incógnita- más allá.
Sus obras parecen buscar un cierto retorno a lo único real que nos queda – nuestro cuerpo – no sólo frente a la catástrofe que implica asimilar la nulidad del recién envejecido «¡Todo vale!», sino hacerle frente a la necesidad de construir algo nuevo. Un nuevo sentido que no tenga nada que ver con la impostura, la repetición o la glorificación de nuevos ídolos con pies de barro.
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Crear es, ante todo, un duelo. Un duelo por la vieja imagen de uno mismo, y por la vieja imagen que lo otro proyectaba sobre uno.
Crear es, ante todo, un duelo. Un duelo por la vieja imagen de uno mismo, y por la vieja imagen que lo otro proyectaba sobre uno.
Para lograr esto no sólo se hace necesario ejercer una catástrofe, sino también llevar a cabo un duelo por eso que se ha perdido o contra lo cual se ha luchado, contra ese sustento -el viejo «padre»; el canon de lo establecido- sobre el cual ya no es posible encontrar ningún soporte.
Crear es, ante todo, un duelo. Un duelo por la vieja imagen de uno mismo, y por la vieja imagen que lo otro proyectaba sobre uno. Un duelo por las nociones que sustentaban la existencia. Un duelo por lo que creíamos que hacía valioso al arte contemporáneo.
En fin, un duelo por el que fuimos y al cual no podemos ya volver…
Así como hay un duelo por el amor, hay un duelo por el saber, y tienen ambos algo en común, se viven como el hundimiento de un mundo
Estanislao Zuleta – “Arte y Filosofía”
Así como hay un duelo por el amor, hay un duelo por el saber, y tienen ambos algo en común, se viven como el hundimiento de un mundo
Estanislao Zuleta – “Arte y Filosofía”
#creemosenelasombro
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