Hay golpes en la vida, tan fuertes…
¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios;
como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé!
César Vallejo – Los heraldos negros (Fragmento)
Todo se reduce a una vida imaginaria. La que cargamos con nosotros en la memoria. La que llevamos con nosotros en los sueños. La que padecemos a diario en la calle, en los bancos, los parques y las oficinas.
Habitamos la grieta, ese desequilibrio al que llamamos nosotros…
¿Nosotros?
Nosotros, la suma siniestra del deseo y la perversión. La desgracia de sabernos condenados por nuestra memoria y también por nuestros fantasmas.
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Todo lo que somos nos persigue. Las palabras que alguna vez dijimos y no podemos regresar. El ejercicio ridículo de andar sobreviviendo semana tras semana, acumulando estrías, pelos blancos y grasa abdominal.
La miserable angustia de las tardes de domingo, cuando la condena pesa más y se hace más evidente su sentencia: «Esperanza no guardes. No la hay…»
Tal vez la fotografía es hermosa porque nos revela lo que no sabemos o no queremos aceptar: que detrás de cada nombre hay una bestia. Un monstruo cargado de miedo y miseria, de egoísmo y frustración. De sadismo inconcebible y sutil perversión…
Tal vez la fotografía de Sean Mundy es hermosa porque inquieta. Porque remueve en nosotros lo que sólo se manifiesta en el síntoma y también en el sueño: que la paz es una farsa sin sustento y que la soledad no tiene remedio -sólo prozac-.
Tal vez la obra de Sean Mundy es impresionante porque rasga el telón de las apariencias para poner en evidencia lo más difícil de aceptar: que todo esto a lo que llamamos «lo real» es la verdadera pesadilla…
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Parece increíble que Sean Mundy sea apenas un joven de 22 años y cuente ya dentro de su portafolio con un trabajo tan bien logrado.
Y aún a pesar de que su obra es, por sí misma, bastante sugerente, el autor asegura que nunca ha intentado darle ninguna clase de significado profundo, metafísico o trascendental.
Pero tal vez en eso consiste su riqueza. La insinuación onírica de la grieta. Un abismo atípico, sin bordes ni despeñaderos. Solamente un horizonte de sucesos que nos habla con la voz de los sueños.
#creemosenelasombro
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