El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas.
Demian (Fragmento) – Hermman Hesse
Construir es tal vez la manera más hermosa de entregarse a la muerte…
Dejar tras de sí un conjunto de piedras ordenadas, dispuestas hacia el porvenir de la memoria y no del olvido. Como un telegrama al futuro donde lo incierto -y también lo probable- es el más absoluto silencio.
Sin embargo, más allá de la ruina que será el “después”, quien construye ha alcanzado también una manera muy extraña del desprendimiento: dejar que lo construido sea su propio devenir.
Es decir, que el monumento que ahora es, sepa abrirle también un espacio a la transformación que habrá de ser. A la modificación ocasional y también al derrumbe. Al incendio probable y también al desalojo. A la conservación absoluta y minuciosa, pero también a la destrucción total e indolente de quien sólo ve en el pasado el signo del “atraso” o la carencia de sentido.
La arquitectura -como práctica y también como ejercicio de la imaginación- es una manera del arte. La rebelión y la transformación de un espacio vacío en una estructura tridimensional habitada. Una dulce herida en el rostro de la nada…
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“Les Espaces d´ Abraxas” de Ricardo Bofill y el Taller de Arquitectura actúa como símbolo y también como rebelión contra el “canon” modernista. Contra el pragmatismo de LeCorbusier instaura entonces un retorno a lo monumental barroco. Una vuelta de tuerca contra la función del espacio como cálculo milimétrico. Una recuperación del símbolo neoclásico en medio de los suburbios más ajenos de París.
Los «Banlieue» siguen siendo los espacios de los marginados; de los inconvenientes que representan -esos si- una llaga en el “hermoso” rostro inmaculado del París de nuestras fantasías…
Y no precisamente el París de la leyenda romántica, sino el París de los suburbios, de las afueras descuidadas, de los arrabales destinados al extranjero, al anciano, al pandillero, al junkie y al desempleado. El París de los jóvenes que odian a los fotógrafos ocasionales que se atreven a llegar hasta el “Abraxas” simplemente porque es una maravilla majestuosa ante los ojos del mundo pero no ante los propios, porque a ellos esas maravillas nunca los han rozado siquiera…
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Ellos son los olvidados. Los convidados de piedra al festín de la luz y la belleza del París de la imaginación. Para ellos, ese París y mucho menos Noisy-Le-Grand (la pequeña ciudad que los alberga) les ha dado nada, salvo una orden de desalojo que casi se hace efectiva en 2006.
No deja de ser interesante precisamente que Abraxas represente la unión de lo divino y lo infernal…
“Les Espaces d´ Abraxas” es lo que se conoce como uno de los “Banlieue” franceses: suburbios del extrarradio que aún a pesar del magnífico estilo de sus construcciones (que prefiguran fantasías post-apocalípticas) siguen siendo los espacios de los marginados; de los inconvenientes que representan -esos si- una llaga en el “hermoso” rostro inmaculado del París de nuestras fantasías.
El París de los jóvenes que odian a los fotógrafos ocasionales que se atreven a llegar hasta el “Abraxas” simplemente porque es una maravilla majestuosa ante los ojos del mundo pero no ante los propios…
Parece increíble -para nuestra mentalidad latinoamericana- que un lugar tan imponente como lo es “Les Espaces d´ Abraxas” haya sido destinado desde un principio a suplir la necesidad de vivienda social de bajo costo. Tanto lo primero como lo segundo nos resulta extraño si observamos una construcción tan magnífica (que ha sido utilizada incluso como escenario para grandes producciones del cine como “Brasil” o “Los juegos del hambre”). Un complejo de apartamentos que poco o nada tienen que ver con la tradicional “vivienda de interés social” a la que estamos acostumbrados (por lo menos en el panorama colombiano).
Construir es tal vez la manera más hermosa de entregarse a la muerte, que no es otra cosa que una transformación. Una cesación y un renacimiento.
Tal vez, después de todo, esa era la intención detrás de “Les Espaces d´ Abraxas”. Servir como un puente entre la “belleza” de París y lo “mundano” de sus extramuros para transformarlos a ambos. Para hacerlos entender que la eternidad y la luz son también un sueño. Que todo lo que nace debe volver a la nada. Que todas las máscaras se caen al final de la fiesta…
#creemosenelasombro
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Puedes visitar el sitio web de Ricardo Bofill y el Taller de Arquitectura AQUÍ
Te recomendamos el artículo de Manuel Antonio Monteagudo siguiendo este enlace para que conozcas un poco más acerca de la historia del «Abraxas».
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