¿Has notado ya que la rutina se compone precisamente de todo eso que damos por sentado?
No lo olvides: El peligro de asumir -de dar por hecho y suponer- es que todo lo que nos interpela termina convirtiéndose en paisaje…
“I, Pet Goat II” – Resistencia, Símbolo y Transformación – Revista Bifrontal
Aquellos símbolos que por costumbre o tradición dejan de reflejar una pregunta -una inquietud- terminan condenados al ostracismo.
Cascarones vacíos donde se refugian prejuicios y rituales que ya no dicen nada distinto a su propia repetición incesante. El eco de una advertencia que alguna vez tuvo sentido.
Aquellos símbolos que se hacen monumento tarde o temprano caen bajo el peso de su propia irrelevancia.
Cuando pasan las décadas -incluso los siglos y los milenios- y aquellos a quienes estaba destinado su mensaje ya no comprenden siquiera su lengua extranjera.
«The Icon» de la fotógrafa Kasia Widmanska y la diseñadora de vestuario Katarzyna Konieczka, más que una tergiversación, una transgresión o una ridiculización del símbolo cristiano de María como madre de Cristo, nos acerca mejor a lo que ese símbolo, como aproximación a la figura universal de lo femenino, ha dejado ya de representar.
Porque «santificar» los símbolos equivale también a condenarlos a su extinción, pues por paradójico que parezca cuando ellos mismos devienen respuesta inequívoca en lugar de pregunta inquietante su función deja de importar.
La naturaleza del símbolo -que es también un signo- no permite estratificación ni culto porque inmediatamente se disuelve o se tergiversa su invitación: la invitación a ser interrogado…
«Santificar» los símbolos inmoviliza su potencial significante, convirtiéndolos en máscaras que no cesan de repetir lo que el poder (o mejor, aquellos que ejercen el poder) quiere que digan.
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«The Icon» de Kasia Widmanska y Katarzyna Konieczka parece indagar por la figura mítica de lo femenino mucho más que por la simple imagen romántica de la madre de dios. Un magnífico trabajo con el que parece oponerse a la vulgarización, la monetización erótica y la violencia a través de una revisión de lo que realmente significa ser mujer.
Ese es tal vez el símbolo que hemos hecho a un lado, el que hemos dejado de observar con atención… Más allá de la figura de la madre de un dios hemos dado por sentada la representación de la mujer. No María como mujer precisamente, sino más bien lo que entendemos por el género femenino en lo que su concepto tiene de universal.
Aquí en Bifrontal nos parece encontrar en este trabajo conjunto de Kasia Widmanska y Katarzyna Konieczka un esfuerzo por resignificar (por apelar contra el ostracismo y la violencia) todo lo que hay de símbolo en lo femenino (es decir, de signo que interroga) y no de «ídolo» convertido en monumento.
Porque una vez que la mujer (como símbolo) se convierte en ídolo (ídolo sexual, fetiche erótico o cualquier otra figuración o estereotipo) sometemos lo que hay de interrogante en ella para condenarla al silencio de la irrelevancia, principio de la objetificación y causa fundamental de la violencia…
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#creemosenelasombro
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adolfo
No creo que todos somos intercesores ni dioses pero estamos a pruebas.
Revista Bifrontal
Y en esa prueba (en ese tránsito) lo único que nos queda la salvación del asombro 😉
¡Gracias por tu comentario Adolfo!