En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas
Julio Cortázar
Es hermoso poder imaginar. Tal vez en eso consiste el esquivo secreto de la alegría -pero no de la felicidad-
Sobre todo porque es muy posible que toda esa cuestión de la “felicidad” no sea más que un error gramatical. Una mala interpretación de la vida o simple y llanamente un descalabro del buen sentido.
Quien ha llegado a la imaginación por arte o por azar no puede ser feliz.
La imaginación no es ningún retrato de familias perfectas tomando el desayuno, y mucho menos un comercial incomprensible de perfumes costosísimos.
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La imaginación no tiene nada que ver con la “felicidad” porque la felicidad es la angustia de aquellos que no pueden levantar sus pies de la tierra…
La alegría -por el contrario- tiene tal vez su principio en la imaginación, que no es otra cosa que una búsqueda implacable. Un viaje que no termina y una lucha titánica por hacerse a un lugar en otro mundo mientras a duras penas se padece éste…
Porque “lo real es absolutamente inmundo y hay que soportarlo”, o al menos así lo intuía Lacan.
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La imaginación -esa génesis de la alegría- es un esfuerzo. La durísima batalla de unos cuantos “desquiciados” buscando darle un sentido a un mundo que no tiene ninguno…
Michele Durazzi, magnífico intérprete de la alegría y la imaginación, nos regala estas hermosísimas piezas visuales que nos interrogan desde la extraña soledad de sus edificaciones y la extraña inquietud de quienes -a veces- los recorren o los habitan.
¡Disfruta su obra! ¡Comparte el asombro!
#creemosenelasombro
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