¡Apagad las luces y dejad que la noche amanezca en vuestro corazón!
Friedrich Nietzsche
Eventualmente no habrá nada delante de nuestros ojos.
Tal vez no estarán ya nuestros ojos. Y tampoco seremos nosotros.
Fue durante el sueño de las luces cuando todo comenzó. Pero ninguna promesa considera nunca el costo de las consecuencias, y el sueño de la razón jamás creyó siquiera que la promesa de un progreso incalculable podría hacerse realidad.
En los vertederos de la civilización es precisamente donde hay que poner los ojos. Mirar con atención y subrayar todo aquello que alguna vez llamamos “progreso”, pues nos ha abandonado a la mezquina suerte de una realidad salvaje donde las dinámicas económicas prevalecen incluso sobre la más elemental noción de bienestar y equilibrio.
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Y sin embargo, la ruina que ya somos tiene poco o nada que ver con aquella versión del progreso fruto de la revolución industrial.
El trasfondo de la industrialización está más cercano a las dinámicas incontrolables de la economía que a la lógica o a la ingeniería.
La oferta y la demanda, así como todos los procesos artificiales que las rodean, han incrementado sus propios límites mucho más allá de cualquier punto de equilibro.
De las luces de la razón y el progreso no han quedado más que sombras: Nosotros.
Esto que llamamos civilización no es más que el prólogo a una caída inevitable…
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En palabras de Julien Mauve (Fotógrafo francés creador de esta serie de fotografías) el proyecto “What´s left of Utopia”
Reconoce un paisaje empobrecido así como la pérdida del espacio debido a la inhumanidad de las estructuras que elegimos construir.
En esta mezcla de dolor y esperanza, los personajes parecen a punto de desaparecer dentro de la niebla que envuelve esas utopías urbanas, consideradas en el momento de la construcción como símbolos del progreso.
Testigos desencarnados, se convierten en actores de una obra cuyo final es incierto.
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