La creatividad arquitectónica no está atada única y exclusivamente a la manera de diseñar o mantener en pie gigantescas moles de concreto. Se diría que es mucho más difícil lograr que la tierra no se venga encima cuando se trata con colosos subterráneos.
Algunos legados de la arquitectura de la guerra fría sobreviven todavía al paso del tiempo bajo vastos túneles desiertos donde, en otros momentos, se vivieron frenéticamente constantes olas de tensión y a veces terror. Ser los primeros en golpear, o simple y llanamente, ser devastados por misiles imaginarios y otros artilugios explosivos muchísimo más reales.
Sin embargo, no todo son explosiones, días del juicio y paranoia comunista-capitalista. Algunos túneles y construcciones subterráneas tienen aún (o tuvieron) usos mucho más prácticos. Sistemas de alcantarillado, líneas olvidadas del metro, entre otras maravillas underground que salen a la luz gracias a unos cuantos aventureros, entusiastas de la exploración urbana.
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Minas de sal abandonadas – Cluj (Rumania)
El viaje comienza en Cluj, Rumania. Las siguientes fotografías fueron tomadas por el fotógrafo Marius R. en las minas de sal (clausuradas) de Turda.
Algunas de estas galerías subterráneas son tan grandes, que el autor de las fotografías dice: «Puedes jugar fútbol ahí. Para entrar, es necesario viajar en bus».
Base submarina rusa (ultrasecreta)
A 10 kilómetros de Sebastopol, en la costa del Mar Negro, se encuentra el pueblo de Balaklava. Durante la guerra fría, este pueblo costero fue utilizado por las autoridades soviéticas como un enclave submarino ultrasecreto, el cual fue incluso borrado del mapa de la Unión Soviética.
Tan secreto era, que hasta los familiares de los hombres que trabajaban allí requerían permisos especiales para ingresar.
Luego del colapso de la Unión Soviética, la base continuó en operaciones hasta 1993, año en el que fueron retiradas del lugar las últimas ojivas nucleares. El último submarino abandonó el lugar en 1996.
En la actualidad, la base está abierta a los turistas. Tal vez ya no encuentre uno nada que pueda ocasionar un holocausto nuclear, pero también es probable que se haya quedado rezagado uno que otro «secretito» (sólo para casos de emergencia).
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Construido a 126 metros bajo tierra, el Proyecto 825 (como fue llamado) también servía como refugio para cerca de 3000 personas en caso de un holocausto nuclear.
La base podía albergar hasta nueve submarinos nucleares al mismo tiempo.
La longitud del túnel subterráneo es de medio kilómetro, y la profundidad del agua es de 9 metros.
El carro de riel que se muestra en esta fotografía fue utilizado para el transporte de las bombas nucleares a la zona de carga.
Abajo: Bodega de almacenaje de armas nucleares (nótese el grosor de las puertas blindadas, con un peso de 16 toneladas cada una).
El canal submarino:
Sala de almacenaje de combustible para submarinos.
Subterráneo abandonado en Cincinatti
No sólo se pueden encontrar vastas salas subterráneas abandonadas en la vieja Europa (detrás de la cortina de hierro). Estados Unidos también alberga lugares similares, probablemente por razones diferentes.
El sitio web de la Oficina de Transporte de la ciudad de Cincinatti documenta este proyecto de transporte masivo subterráneo sin terminar, que fue construido entre 1920 y 1925, y consta de más de siete kilómetros de túneles, puentes y estaciones que (al final) fueron puestos a un lado en la mesa de prioridades.
Es probable que todo haya sido una especie de prólogo inevitable a la «Gran depresión» del 29, aunque sólo se trata de especulaciones.
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Todavía existen tres estaciones del metro subterráneo, pero las estructuras de acceso fueron demolidas en su mayoría, dejando sólo unos cuantos puntos visibles en medio de un enorme territorio subterráneo.
Aquí, uno de estos puntos de entrada que aún sobreviven:
Un sistema de túneles similar (construido en los años 70) corre por debajo del centro de la ciudad de Calgary, en Canadá. La línea subterránea del metro estaba destinada a correr bajo tierra, pero los planes fueron archivados por razones financieras.
Sin embargo, todavía existen algunos puntos de entrada para acceder a estos túneles. Lugares suficientemente amplios como para «suavizar» el tráfico en las horas pico.
Sistema de alcantarillado de Tokio (Japón)
Una creación del Instituto Japonés de Ingeniería y Tecnología para el Agua Residual (JIWET, por sus siglas en inglés) estas instalaciones, casi tomadas de la ciencia ficción, consta de «una red de silos de contención (en concreto) de 65 metros de profundidad, conectados por 64 kilómetros de túneles (de 50 metros de profundidad). Todo el sistema es alimentado por 14.000 turbinas de potencia que pueden bombear 200 toneladas de agua por segundo en un río cercano «.
#creemosenelasombro
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