No se suicidó en un ataque de locura… Por el contrario, acababa (…) de descubrir qué era y quién era él mismo, cuando la conciencia general de la sociedad, para castigarlo por haberse apartado de ella, lo suicidó.
Van Gogh, el suicidado por la sociedad – Antonin Artaud
Quien ha intentado alguna vez comunicar alguna pasión, por simple o miserable que parezca, se ha visto fracasar rotundamente en el intento. Bien porque su interlocutor es incapaz de comprenderlo, o bien porque (sucede muchas veces) ponerse a uno mismo en palabras es una tarea abismal.
Pero aquí estamos…
Compartimos una suerte de pasión desquiciada por la obra de nuestro querido pelirrojo holandés; y nosotros mismos no sabríamos explicar muy bien los motivos.
El uso del color -podrían decir algunos- su vida «triste» o su genial producción artística -dirán otros-. Las pinceladas, los trazos, el contraste frenético, los cipreses que parecen llamaradas, los alucinantes cielos nocturnos.
«Dreams» de Akira Kurosawa, fue mi primer contacto con Van Gogh. Era un niño todavía y no podía creer lo que estaba viendo.
Caí sin remedio ante el abismo de semejante belleza. Sentí miedo, curiosidad, intriga y asombro. Sobre todo asombro.
Pasaron muchos años antes de enterarme -por azares que ahora no recuerdo- que la melodía que me había atormentado (y ante esto vale la pena hacer la salvedad de que, por ejemplo, solía sentir un terror desconocido cada vez que escuchaba el inicio de la Quinta Sinfonía de Beethoven) durante «el sueño» que Kurosawa le dedica a Van Gogh, había sido compuesta por Chopin.
Al cabo de la «vejez» llegué a tomarle mucho cariño. De alguna forma, esa melodía representaba un momento crucial de mi vida.
Significaba un acercamiento definitivo a la obra del pelirrojo.
Representaba un encuentro radical ante el cual ya había sucumbido sin remedio.
Implicaba -ahora lo entiendo- un cariño desquiciado por la obra del «loquito sin oreja».
Y así sucesivamente…
Lo más extraño es, tal vez, compartir esa misma obsesión con tantas personas. Diseñadores, artistas visuales, fotógrafos, cineastas, ilustradores y personas que han encontrado en Van Gogh una especie de devoción. Una manera de condenarse «tranquilamente» a su propia sensibilidad.
Luca Agnani (artista italiano experto en videomapping) es uno de estos «atormentados» de la belleza.
Recientemente aplicó varias técnicas propias del diseño 3D para realizar un tesoro visual en el que algunas de las más hermosas pinturas de nuestro querido holandés -casi literalmente- cobran vida.
Y así, la fiebre «Vincent» ha seguido expandiéndose en las manos de creativos que cada vez parecen llevar «más allá» esta desquiciada obsesión compartida. Breakthru Studio, tras una labor intensa y agotadora -han trabajado en este proyecto por más de 8 años- lograron darle vida, sonido y movimiento al mismísimo Van Gogh en un largometraje que esperamos ansiosamente.
Disfruta los breves destellos de lo que promete ser un magnífico trabajo.
#creemosenelasombro
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Visita el sitio web de Luca Agnani Studio (¡realmente es brutal!) AQUÍ
Visita también el sitio web de Breakthru Studios AQUÍ
Autor: @Un_Tal_Cioran
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